CONCEPCION Y EVOLUCION | HISTORIA
Roth expresó cierto entusiasmo por la idea y comentó que los vampiros, que constituían el núcleo de la película original, podían pegar fuerte, teniendo en cuenta que la adaptación a la gran pantalla de Entrevista con el vampiro estaba rodándose en aquel momento. Carter, no demasiado interesado por los vampiros per se, explicó que su idea estaba más relacionada con los ovnis y, en general, con los fenómenos paranormales.
Como recuerda Roth, hablamos de lo que no se emitía, y comentaron que las series de terror estaban ausentes de la televisión desde hacía bastante tiempo. Se debatieron varias ideas, y tanto Roth como Carter creyeron que iban por el buen camino al tratar de realizar una adaptación contemporánea de El vampiro de la noche. Era algo que estaba como dormido desde que era un crío, dice Carter, y observó que su interés por tales programas era anterior a su ambición de ser dramaturgo o guionista de cine, hecho demostrado por las horas que pasaba viendo películas como La isla misteriosa una y otra vez en la televisión local, cuando era niño.
Carter intuía un vacío y, por lo tanto, una ventana a la oportunidad, en el apretado mercado de las horas de máxima audiencia, el cual, teniendo en cuenta los millones de dólares invertidos en cada proyecto, tiende a reproducir los éxitos en lugar de aventurarse en oscuros pasillos creativos. Miras la parrilla televisiva -comentó a Roth mientras comían los entrantes- y no encuentras ningún producto de terror en la televisión.
Si bien constituía la fuente de su inspiración, Carter no recordaba muchos detalles específicos de El vampiro de la noche, aparte de la sensación que le produjo cuando era adolescente. Sólo sabía que nunca tenía bastante, dice. Al revisar la serie se percató de que partía de una base restringida: Carl Kolchak, un periodista desafortunado, no cesaba de toparse con vampiros, licántropos y zombis. El actor que encarnaba a Kolchak era Darren McGavin, en quien Carter pensó para interpretar al padre de Mulder como homenaje a la serie, pero resultó imposible compaginar las fechas. Después de la entrevista con Roth, Carter empezó a redefinir su premisa, con el fin de no caer en el profundo pozo que engulló a The Night Stalker, que perdió gas al cabo de una temporada. Sabía que necesitaba una idea que proporcionara un armazón más sólido a la serie, algo que se sostuviera semana tras semana sin forzar los parámetros de la credibilidad. Se acababa de estrenar la película El silencio de los corderos, ganadora del Oscar, lo que le animó a utilizar el FBI como medio para infiltrarse en el mundo de lo paranormal.
Carter construyó sus cimientos con algunas modificaciones y cierta investigación. Tenía que haber alguien del FBI que investigara casos inexplicables. Por lo tanto, la serie se centraría en dos agentes del FBI (uno creyente y el otro escéptico) que investigarían casos relacionados con fenómenos paranormales. La experiencia personal impulsaría a uno de los dos protagonistas, que habría sido testigo de la abducción de su hermana menor, Samantha, cuando él contaba doce años.
La guinda que necesitaba Carter llegó cuando un amigo que trabajaba como psiquiatra investigador en Yale le enseñó un informe de la Organización Roper, en el cual se afirmaba, en esencia, que un 3 por ciento de la población norteamericana cree haber sido abducida por alienígenas. Tanto si los resultados eran válidos como si no, Carter pensó que había encontrado una fuente potencial de interés. Pensé que era demasiado bueno para ser cierto, recuerda.
Cuando Carter empezó a dar forma al material, incluyó pequeños detalles personales en Expediente X. Dio al creyente, Fox Mulder, el apellido de soltera de la madre de Carter y el nombre de un chico que había conocido en la adolescencia. Su compañera, la más escéptica agente Dana Scully, tomó su apellido del locutor radiofónico de Los Ángeles Dodgers, Vin Scully, que para cualquier joven del sur de California aficionado al béisbol y en posesión de una radio era, como dice Carter medio en broma, la voz de Dios.
Pese a las similitudes que la idea original de Carter guardaba con The Night Stalker en términos del factor miedo, la evolución ha dado lugar a notables diferencias. El periodista Carl Kolchak se topaba con monstruos por pura casualidad, lo que exigía una fuerte suspensión de la credulidad. En Expediente X los agentes Mulder y Scully buscan lo paranormal después de que otra persona lo haya encontrado, mientras la Agencia actúa a modo de varita mágica lógica. Comprendí cuáles eran los puntos flacos al ver la serie, comenta Carter, y decide que en su serie los agentes investigarán un caso diferente cada semana, en lugar de perseguir a un zombi en moto, una referencia a uno de los episodios más forzados de The Night Stalker.
Ahondando en su naturaleza escéptica, Carter también plantó las semillas de lo que se convertiría en una parte fundamental de la serie: la presunción de que existen fuerzas del gobierno empeñadas en evitar que esa información salga a la luz. En principio la misión de Scully consiste en procurar entorpecer las pesquisas de Mulder, y posibles pruebas de la existencia de ovnis están ocultas en un almacén del Pentágono en la última secuencia del episodio piloto.
Aunque era un adolescente en la época del Watergate, aquellos acontecimientos dejaron su huella en Carter, quien admite que la información sobre el escándalo y la posterior dimisión de Nixon fueron los acontecimientos más formativos de mi juventud. No es de extrañar que haya llamado Garganta Profunda a uno de los personajes principales, en homenaje a la misteriosa fuente de los periodistas, y que haya incluido frases como No confíes en nadie (Mi filosofía personal, dice con una carcajada), Quiero creer, Niégalo todo y La verdad está ahí afuera, una frase con doble sentido, sugiere, que viene a resumir el ambiente que deseaba proyectar en la serie. Teniendo en cuenta su agudeza para los lemas, Carter reflexiona: Creo que tengo algo de publicista.
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