CONCEPCION Y EVOLUCION | HISTORIA
La actriz, que temía ser expulsada del programa, confió su estado primero a Duchovny, y después a Carter. Si la noticia fue recibida con enfado por los ejecutivos, nunca se consideró seriamente la posibilidad de sustituirla, aunque su embarazo se mantuvo secreto al equipo y la prensa durante varios meses. Una vez se hubo decidido seguir adelante, se precisó un brillante trabajo creativo para explicar la breve ausencia de Anderson y fotografiar su metamorfosis física gradual. Miembros del equipo recuerdan ahora con perplejidad los primeros planos repetidos de la cara de Anderson, o escenas en que la actriz se asomaba por una puerta antes de que su doble saliera corriendo. A medida que avanzaba el embarazo, las dificultades aumentaron, y Anderson tenía que descansar e incluso echar una siesta entre escena y escena.
Finalmente el tesón y la dedicación de Anderson impresionaron a todo el mundo, y Roth la calificó de auténtico soldado de caballería, en el sentido en que la palabra se utilizaba antiguamente en el mundo del espectáculo, pues rodó hasta el mismo día del parto y volvió a los platos seis días después del nacimiento de su hija, Piper, el 25 de septiembre de 1994. Anderson reconoce que ese período le resultó difícil psicológicamente, pero consideró que se debía en cuerpo y alma al proyecto, sobre todo debido a las enormes excepciones que se hicieron por ella. La experiencia también contribuyó a unir a la gente, pues muchos de los miembros del equipo tenían familia, y el de Anderson se convirtió en el embarazo del equipo, dice la actriz.
No obstante, el resultado final se reveló beneficioso para el programa en casi todos los aspectos, creando, como opina Duchovny, una mitología única en la televisión. La compleja historia de la abducción alienígena/conspiración gubernamental pergeñada para explicar la breve ausencia de Anderson consolidó el vínculo Mulder-Scully, al tiempo que provocó una respuesta muy positiva por parte de los seguidores acérrimos del programa. Como señala Duchovny, existían paralelismos entre la abducción de Scully y la de la hermana de Mulder, lo que proporcionó a su relación una resonancia emocional aún mayor.
Carter admite que en un principio no había planeado tomar aquel camino. Creo que nos obligó a efectuar cambios que ayudaron al programa -explica-. Nos demostró que la gente quería series que trataran de los personajes y sus vidas.
Fue la forma de que hiciera lo que me había resistido a hacer, o sea, domesticar el programa. No quiero saber qué hace Mulder, con su equipo de softball. No quiero saber qué hace Scully con sus amigas. No me interesa para nada. Su separación y reunión al principio de la segunda temporada facilitó una manera interesante de explorar los personajes que yo no había sospechado.
Carter denomina a esos episodios que profundizan en las historias de Mulder y Scully, así como a las complejas conspiraciones entrelazadas del programa, su mitología en oposición a las horas más convencionales dedicadas a monstruos, ovnis, etc. Se ha alcanzado un equilibrio entre ambos elementos, y un desarrollo de los personajes en ciclos periódicos, al tiempo que se evita cualquier tentación de serializar en exceso el programa.
Fox renovó de inmediato el programa para la segunda temporada (Brisco County, ay, se fue a pastar), y más gente descubrió Expediente X durante aquel verano. De hecho, ciertos episodios atrajeron a más espectadores en su reposición que cuando se estrenaron, y ese efecto imparable fue evidente cuando se emitió el primer capitulo de la segunda temporada: un porcentaje del 10.3 (que se traduce en más de 9,800,000 hogares) y el 19 por ciento de la audiencia, un salto del 17 por ciento respecto a1 final de la temporada. La Fox, aún inquieta por la situación de Anderson, lanzó un suspiro de alivio una vez Expediente X hubo establecido con toda claridad sus credenciales de éxito mayúsculo.
Grushow, ay, ya no estaba presente para saborear aquel éxito. La mayoría de programas de la Fox no había funcionado bien desde el punto de vista de Nielsen, sobre todo los de los domingos por la noche que, en teoría, debían capitalizar el hecho de que la Fox hubiera arrebatado los derechos del rugby profesional a la CBS. El fracaso de esos programas fortaleció a Expediente X (que durante un tiempo pasó a emitirse los domingos para atraer más espectadores), pero no ayudó a Grushow, que fue sustituido por John Matoian una semana después de iniciada la nueva temporada, cuando Expediente X despegaba.
Lo mejor que puedo decir sobre la Twentieth Television y la Fox Broadcasting Company es que en general, no nos obstaculizamos -afirma ahora Grushow-. Al mismo tiempo, es una serie que arropamos y enfocamos desde una perspectiva de mercado, lo cual era un reflejo de nuestra fe en ella.
La Fox siguió esforzándose, en la hora anterior a la emisión de Expediente X (M.A.N.T.I.S y VR.5 se contaron entre las bajas de la segunda temporada). Pese a esos obstáculos, la serie reunió una audiencia media de 14.6 millones de espectadores a la semana durante su segundo año, alcanzando el puesto 62 entre 142 programas, y se convirtió en lo que las cadenas llaman una serie obligada, de esas que los espectadores sintonizan religiosamente, graban, o incluso planean la noche en función de ella. En el actual panorama televisivo, se trata de unos atributos que incluso los competidores de la Fox codician y admiran sin disimulos.
Debe reconocerse que la paciencia de la Fox permitió que el programa obtuviera tal éxito, y Carter afirma; que nunca tuvo sensación de que hubiera miedo por los porcentajes del programa, incluso en los momentos más bajos. Siempre dije que debíamos crear una audiencia para los viernes por la noche, no robarla, y creo que eso hicimos, añade.
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