CONCEPCION Y EVOLUCION | HISTORIA
El siguiente paso consistió en vender la idea a la cadena. Los ejecutivos de la Fox Broadcasting, compañía hermana de la Twentieth, constituyeron el primer y último peldaño de Carter. Roth y el productor se reunieron con Bob Greenblatt, vicepresidente de la Fox encargado de la elaboración de series dramáticas, quien a principios de 1995 fue ascendido, pasando a ocuparse de la supervisión de las series que la cadena emitiría en las horas de máxima audiencia.
Al principio el tema de los fenómenos paranormales me ponía muy nervioso, admite Greenblatt, temeroso de que tal material pareciera muy vulgar y cutre si no se planteaba bien. Greenblatt no quería acabar con un refrito de The Night Stalker (prisionero de las mismas limitaciones arguméntales), o con una obra paródica como Un hombre lobo americano en Londres. Tenía miedo de no conseguirlo, dice.
Según Greenblatt, aquellas reuniones iniciales de verano y otoño de 1992 resultaron un poco difíciles porque costaba precisar verbalmente la idea de Expediente X. Roth también recuerda que Carter se sentía incómodo durante esa fase, cuando la cadena y los ejecutivos del estudio corregían los elementos de cada episodio. Chris y yo nos entendimos muy bien durante aquel proceso, añade Roth. Además, a Greenblatt le preocupaba que su superior, Peter Chernin, presidente de Fox Entertainment Group, no autorizara una serie que abordara el tema de la caza de extraterrestres.
Planteé el esquema una vez -recuerda Carter-, y dijeron: No, gracias. Volví a planteado, y por fin dijeron: De acuerdo, la compraremos. Déjanos en paz.
Pese a sus dudas, Greenblatt recuerda que quedó impresionado por el talento y la pasión que Carter, demostraba por su proyecto. Según él, el momento crucial tuvo lugar cuando el productor entregó un resumen del episodio piloto en dieciocho páginas mecanografiadas a un solo espacio, en que esbozaba las escenas e incluía algunos diálogos. Y en eso se convirtió el piloto, dice Carter.
Estaba cagado de miedo -bromea Greenblatt al recordar su primera lectura del resumen de Carter-. Aquella historia me reveló que teníamos algo único entre manos.
Carter no se detuvo ahí, sino que se convirtió, como dice él, en mi propia agencia de relaciones públicas. Creó anuncios visuales (diagramas que semejaban pantallas de televisión pequeñas) para vender la serie a los ejecutivos de la Fox.
No obstante, ciertas reticencias continuaron molestando a Carter, entre ellas preguntas referentes a si la serie sería muy real. Programas realistas como Cops, Unsolved Mysteries y Rescue 911 eran populares, y había dudas de si programas dramáticos podrían competir con aquella sensación de autenticidad. Todo el mundo consideraba que debía ser lo más realista posible -comenta Carter-. Nadie comprendía que alguien quisiera ver un programa que no fuera realista. Como una concesión, en el episodio piloto aparece un aviso escrito para advertir que la historia estaba inspirada en acontecimientos reales documentados.
Se produjeron más discusiones sobre los diversos elementos, En noviembre de 1992, Greenblatt cambió de superior cuando Chernin fue ascendido a la dirección de la división cinematográfica de la Fox, y el lugarteniente Sandy Grushow lo sustituyó. La Fox había contratado un guión en aquel momento, y Greenblatt estaba muy comprometido con el proyecto; sin embargo, dependería sobre todo de Grushow que la cadena aceptara producir el episodio piloto.
Grushow, que dejó la Fox en septiembre de 1994 para más tarde ser elegido jefe de programación, de un proyecto respaldado por la -compañía telefónica Tele-TV, recuerda que Greenblatt acudió a su casa la semana de Acción de Gracias de 1992 para repasar los guiones que había comprado como candidatos para la temporada siguiente (aún faltaban diez meses). Uno de ellos era Expediente X, y tomó nota cuando Greenblatt afirmó que su creador, Chris Carter, era un protegido de Brandon Tartikoff. Buenas credenciales, pensó, para un productor relativamente desconocido.
Recuerdo haber pensado que se trataba de una clase de programa diferente, que no se emitía nada parecido, comenta Grushow, que examinó montones de guiones aquel fin de semana. Diferente era también la palabra clave en la Fox, que utilizaba en la programación el equivalente de las tácticas guerrilleras: intentaba contrarrestar a las cadenas más establecidas con programas que no se encontraban en las distintas parrillas. Grushow decidió dar el visto bueno al piloto, en la creencia de que la serie sería un buen sustituto de la realista Sightings, que también trataba de ovnis y, aunque contaba con una buena audiencia, por la naturaleza de su formato no inspiraba mucho entusiasmo entre los patrocinadores.
Según Greenblatt, el hecho de que la compañía productora forme parte de la Fox debió ayudar a la cadena a tomar la decisión de arriesgarse con el proyecto, pese a que todavía existían considerables dudas sobre su viabilidad. Es más fácil correr un riesgo con tu compañía hermana, admite.
Una vez encargado el piloto, había que escoger a los protagonistas. Como de costumbre, varios actores fueron, presentados para cada papel, hasta quedar reducidos a unos pocos contendientes. Los candidatos finales para el personaje de Mulder fueron David Duchovny (en aquel tiempo conocido por una aparición como agente del FBI, si bien travestido, en la serie de culto de la ABC Twin Peaks) y otro actor. Éste interpretaba el papel de forma más fría y un poco más torturada que Duchovny, explica Carter. Si bien los directivos de la Fox afirman que Duchovny se llevo el gato el agua gracias a su ironía, que se manifestó durante la prueba y la entrevista, Carter asegura que tuvo que animarles un poco para que lo eligieran.
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